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Nociones básicas de maridaje

Armonías en la mesa! La perfecta comunión entre la oferta gastronómica y la propuesta enológica!. Sin duda alguna, uno de los grandes debates culinarios que mayor número de posiciones divergentes podemos encontrar.

Para dejar claro, desde el principio, la posición de quien esto suscribe, la mejor opción es la apuesta personal de cada uno; es decir, no hay mejor armonía que hacer convivir ese vino que nos gusta con los platos que nos disponemos a disfrutar. A partir de esta premisa absoluta, es cierto que hay vinos que se “entienden” mejor, con depende de que comidas; y hay preparaciones que realmente hacen que cualquiera de los vinos que podamos tener en la copa pierdan toda su prestancia.

Y ahí es donde quiero entrar, con cuatro consejos, surgidos de la experiencia, para que en este apasionante universo, donde la gastronomía y los vinos se cortejan, podáis moveros con alguna orientación previa.

Armonías y maridajes

Maridajes por asociación

A la hora de pensar en la armonía, tenemos que considerar el conjunto de sensaciones que nos procuran el vino y la comida: los sabores (ácido, salado, dulce, amargo), las sensaciones táctiles y químicas (la textura, el picante), la temperatura (que modifica mucho nuestra percepción) y los aromas. En general , la mayor parte de las armonías se suelen establecer por asociación o complementariedad: de colores (blancos con pescados blancos, tintos con carnes rojas), de sabores (postres dulces con vinos dulces), de sensaciones (alimentos grasos con vinos tánicos), de aromas (alimentos ahumados con blancos de barrica), de intensidad (platos fuertes con vinos con cuerpo. Pero no olvidemos, que los contrastes, los polos opuestos, pueden crear grandísimas atracciones (algunos quesos azules, con algunos vinos dulces me han proporcionado algunos de los mayores momentos de placer enogastronómico).

Sabiendo, no me cansaré de repetirlo, que no existen fórmulas definitivas ni reglas inamovibles, y que siempre ha de primar la curiosidad y la búsqueda del placer, algunas parejas de hecho podrían ser las siguientes:

Los principales maridajes

  • Vinos blancos jóvenes sencillos, “facilones”: aperitivos o entrantes muy ligeros.
  • Vinos blancos jóvenes más serios, de mayor enjundia (de variedades nobles): Pescados blancos, Mariscos, quesos frescos, ensaladas, algunas mousses.
  • Vinos blancos fermentados en barrica: Quesos curados, Verduras, Ahumados, carnes blancas, algunos arroces.
  • Vinos Rosados: Verduras, pastas, arroces, quesos suaves, tortillas, macedonia de frutas.
  • Cavas: Para mí es el gran comodín, y su gama es tan extensa que debemos distinguir entre un cava de pocos meses de crianza, de un reserva o un gran reserva, mucho más complejo y dotado de mayor personalidad; por no entrar en blanco que parten de vinos fermentados en barrica, o toda la gama de rosados. Por eso, su gama de aplicación es inmensa, y según el cava que queramos, puede sernos un acompañante ideal durante toda la comida.
  • Vinos Tintos jóvenes: Charcutería, quesos semicurados, pescados azules, algunas carnes blancas, incluso rojas asadas, como el cabrito o el cordero. Admite setas y platos de bacalao salseado, y en general pescados en salsa.
  • Vinos Tintos de Crianza: Carnes a la brasa, asados, guisos de carnes rojas, quesos curados, charcutería.
  • Vinos Tintos Reserva y Gran Reserva: Platos de caza y guisos más sutiles y elaborados. Atrévete a probarlos con chocolate de alta pureza de cacao, Impresionante!
  • Vinos generosos (finos y manzanillas): Aperitivos, salmorejo, pescados a la plancha o hervidos, mariscos, ahumados.
  • Vinos dulces: Postres de frutas, tartas con frutos secos y crema pastelera. Foie y patés.

El servicio del vino

El descorche

El descorche de una gran botella es un momento mágico. Si la botella no presenta ningún poso, no requiere ninguna preparación previa. Una vez conseguida la temperatura deseada, seguimos los siguientes pasos:

Pasos a seguir para un buen descorche

  • Se corta la cápsula por debajo del anillo de la botella, bien con la cuchilla del sacacorchos, bien con un cortacápsulas.
  • Si vemos que ha habido un pequeño rezume o desarrollo de hongos, limpiaremos con un paño antes de extraer el corcho.
  • Hay innumerables modelos de sacacorchos, pero muy pocos son realmente funcionales. Evitaremos aquellos cuyas espirales sean de paso corto y bordes cortantes (tipo barrena). Siempre buscaremos modelos que tengan una espiral larga y a ser posible teflonada./li>
  • Se trabajará siempre con la botella en posición vertical, bien apoyada en la mesa, con suavidad y sin sacudidas: el vino detesta la brutalidad.
  • Una vez extraído el corcho, lo examinamos y lo olemos por la parte que ha estado en contacto con el vino.
  • Volveremos a limpiar el gollete si éste sigue presentando impurezas.
  • En el caso de que el tapón se haya deteriorado por moho o por el paso del tiempo (botellas de más de 20 años), emplearemos un sacacorchos de doble lámina.

El decantado

Cuando el vino necesita ser decantado

La decantación de las botellas es una operación que consiste en separar el vino limpio de los posos que se han formado a lo largo de su envejecimiento. Ahora bien, esta acción lleva siempre aparejada una cierta aireación, es decir, una disolución de oxígeno, que según del vino que tengamos entre manos, puede ser beneficiosa o perjudicial. Respecto a la vieja duda de si hay que abrir una botella un rato antes de su servicio, la respuesta es clara y sencilla: NO. Si un vino precisa ser aireado antes de su consumo, el intercambio gaseoso que tiene lugar a través del cuello de la botella es prácticamente nulo, ya que la superficie de contacto es muy pequeña. En este caso, transvasaremos el contenido del vino a un decantador espacioso, donde tendrá lugar la buscada aireación. Intentando dar unas pautas generales, la aireación será positiva para potentes vinos de crianza, llenos de juventud y tanicidad. Con ella, logramos que el potencial aromático del vino se exprese e intensifique. Ahora bien, hay que ser muy cauto a la hora de oxigenar una botella añeja, de delicado y frágil bouquet; ésta puede quedar totalmente arruinada, por culpa de una aireación brusca e inadecuada. En estos casos, un cestillo manipulado con precaución puede ser suficiente para no servir los posos.

Como realizar la operación de decantar

  • Conviene situarse en un lugar muy luminoso con un fondo claro (mantel blanco), para poder ver el fondo de la botella y el cuello del decantador. También se puede emplear una vela que nos ayude a ver con mayor claridad.
  • La botella debe llevar de pie un mínimo de dos horas (mucho mejor si está desde la víspera).
  • Una vez iniciado el transvase, no interrumpirlo hasta concluir el proceso.
  • Hacerlo lentamente, sin prisas, para que el precipitado no se altere.
  • Si estamos ante un vino de gran edad, hacer que el líquido resbale suavemente por las paredes del decantador, con el fin de limitar la oxigenación al máximo.
  • Si lo que buscamos es oxigenar el vino y éste no presenta poso (la operación se llama entonces jarrear), buscaremos una frasca de gran tamaño y el transvase se hará enérgicamente, para que el líquido golpee contra el vidrio y potenciemos el resultado.

La temperatura

La temperatura adecuada para el servicio del vino

Hay que oponerse frontalmente a la manida frase “el vino tinto se bebe a temperatura ambiente”, ya que en la mayoría de los casos, ésta suele ser muy superior a la recomendable. Falta la última parte de la frase “a temperatura ambiente… de la bodega”; es decir, los 16-18 ºC en los que se suelen encontrar la mayoría de las subterráneas. Lo mismo nos ocurre con los blancos y rosados, pero a la inversa. Cuando un vino está demasiado frío, sea bueno o malo, su aroma desaparece y se vuelve totalmente neutro.

Lo ideal es que los vinos alcancen su temperatura óptima de consumo sin brusquedad, de modo gradual. En el caso de un gran tinto, hay que sacar la botella de la bodega la víspera y dejarla 24 horas de pie, en un sitio fresco (16-18 °C). No meter nunca un vino en el congelador, ni un tinto muy caliente en una cubitera de hielo. Finalmente, no debemos olvidar que el vino gana en la copa uno o dos grados suplementarios, sobre todo si la sala está caliente.

Temperaturas óptimas para el servicio de los diferentes vinos

  • Blancos jóvenes: 8º C
  • Blancos dulces: 6-8º C
  • Blancos con barrica: 10-12º C
  • Rosados / Cavas: 6-8º C
  • Tintos jóvenes, ligeros: 12-14º C
  • Tintos potentes, con cuerpo: 14-16º C
  • Tintos con crianza: 16-18º C

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