Del blog «Las blog en punto» extraigo esta interesante noticia que os reproduzco aquí para que tenga conocimiento de ella toda la comunidad de Turivino.
A quién no le ha pasado que a la hora de elegir un vino para un regalo o una comida, le viene a la cabeza lo bueno que estaba aquella botella que nos sirvieron en la cena de fulanito, sí hombre, aquel reserva… ¿cómo se llamaba?… Que tenía un color rubí intenso… Estaba Mari Jose y también se quedó maravillada con el vino… ¿de qué bodega era?…A quién no le ha pasado que a la hora de elegir un vino para un regalo o una comida, le viene a la cabeza lo bueno que estaba aquella botella que nos sirvieron en la cena de fulanito, sí hombre, aquel reserva… ¿cómo se llamaba?… Que tenía un color rubí intenso… Estaba Mari Jose y también se quedó maravillada con el vino… ¿de qué bodega era?…
Esta situación es mucho más habitual de lo que parece, y más aún cuando la oferta de vinos es tan extensa que a los que somos profanos o simples aficionados, nos resulta imprescindible llevar la chuleta a la hora de comprar el vino para no meter la pata o quedarnos en blanco.
Pero el ingenio australiano ha quedado patente con este sencillo remedio para desmemoriados, y que pone de manifiesto que la innovación puede basarse en pequeños detalles: un pequeño troquel en el lateral de la contraetiqueta, que permite levantar una solapa y listo: «aquí tiene usted una minitarjeta recordatorio para que no se me olvide usted de este vino tan rico la próxima vez».
La idea ha sido desarrollada e incorporada a algunas de sus añadas por la bodega OXFORD LANDING, situada en la zona de mayor producción de variedad Shiraz al sur de Australia.
No deja de ser anecdótico, pero creo no es una idea para nada desdeñable dada su enorme capacidad de adaptación (así, a bote pronto, se me ocurren braille, añadas, minificha de cata…). Espero que tomen nota las bodegas españolas, siempre ávidas de introducir nuevas mejoras, no sólo en el vino, sino también en su imagen exterior.
