C/ Sueca, 47. Valencia.
Tfno: 96 381 00 33
Bajo la recomendación de unos buenos amigos decido ir a conocer este nuevo sitio vinícola de Valencia. Tiene la misma edad que nuestro portal, www.viajerosdelvino.com, ya que abrió en Noviembre del 2007, y eso me crea una cierta sensación de afinidad.
Ambientalmente el sitio resulta muy agradable. De líneas rectas, espacios abiertos y tonalidades claras, con el blanco como color predominante, la disposición de la bodega, en el fondo, tras una cristalera que muestra las dos plantas repletas de botellas, es toda una invitación a tomar asiento cerca de ella, ya que se insinua como el sitio más acogedor.
La Lluerna no es un restaurant; tampoco es una vinoteca para dispensar y poder comprar los vinos más diversos. Pero tiene algo de cada uno de ellos. La tarjeta se autodefine como «aperitiu»; una vez dentro se descubre como un lugar donde poder degustar casi cualquier vino, poder picar algunos platos brillantes, poder tomar un aperitivo junto a una copa de vino, o poder ir a comprar el vino que andas buscando.
Nosotros decidimos tomar asiento y disfrutar de la carta de vinos y de la oferta gastronómica.
La carta de vinos resulta completísima; no vamos a poner una cifra, porque esto no es una competición a ver quien tiene más botellas en su bodega, pero no hay es que en uda que en La Lluerna puedes tomar casi cualquier vino que te apetezca conocer. A menos que se haya acabado días atrás y no les haya dado tiempo a reponerlo, como fue mi caso, cuando decidí tomar un vino de la tierra valenciana , Pago de Tharsys Vendimia Nocturna 2006. Una auténtica pena no poder descubrir como se trabaja la uva albariño en tierra svalencianas; buscando en la carta, de presentación magnífica, en plan muestrario desplegable, en abanico, y dado que mi compañera no había probado los vinos alemanes, nos decidimos a tomar MARKUS MOLITOR 2005, un riesling afrutado y refrescante, un juego de emociones tropicales, de miel y piña, complementado por un puntito ácido que le da al vino una sensación final muy interesante.
Para acompañar nuestra apuesta por el blanco alemán, empezamos por una «Ensalada de naranja, frutos secos y parmesano, con vinagreta de miel y mostaza». Reconozco que me gusta conjuntar el toque dulce y el salado en un mismo plato, y rodearlo de un ligerísimo puntito amargo; esta ensalada, sencilla y atractiva de presentación, combinación de verdes y naranjas, cumplió esa explosión de sabores y resultó ser una gratísima sorpresa en la boca.
Antes de llegar al plato principal, decidimos probar otro par de entrantes: una «Fondue de queso con uvas», donde la frutosidad de las uvas resquebrajaba la untuosidad de un queso que destilaba recuerdos a la Torta del Casar extremeña, y una «Cazuelita de Setas, Huevos Rotos y patatas», propuesta sencilla, práctica, una apuesta segura, donde las setas, de diversas variedades, marcan la nota con su toque vegetal y terreno.
La Lluerna basa el plato principal en un alimento típico de la zona, el arroz. Nosotros fuimos agraciados con el «Arroz de Bacalao»: una delicia, todo un cúmulo de impresiones de mar y de tierra, de huerta y de pesca. La Lluerna lo prepara meloso, con una base de caldo de pescado concebido como fundamento vital del arroz. Sobre este fondo comparten espacio el bacalao y las verduras que más alimentan al arroz, las judías verdes y las alcachofas, o mejor dicho, sus tiernos corazones. Arroz, caldo, pescado, judías, alcachofas, una mascletá de sabores y sensaciones en boca, una combinación recomendable y embriagadora. Un gran plato para un lugar que, desde la sencillez, cuida el detalle y mima la atención.
Orlando
Me alegró descubrir este post mientras buscaba la Lluerna con San Google para conseguir el teléfono. Había comido allí hace un mes por un tema de trabajo y quedé gratamente sorprendido. Conseguí el teléfono en esta entrada y llevé a mi chica a cenar. Nos encantó todo lo que cenamos y nos sorprendío gratamente encontrar vinos de nuestra tierra del otro lado del charco. 100% recomendable. Os lo recomiendo a todos los viajeros.