¡¡¡Vive la Vendimia!!!

He decidido escribir otro post porque el comentario me ha quedado un poco largo y quería mostrar, en una nueva entrada, lo alegre y feliz que me hizo vivir una experiencia como la organizada por Viajeros del Vino, el Lagar de La Navazuela y la población de Langa de Duero.

Y quiero empezar mostrando mi agradecimiento, ante todo, a www.viajerosdelvino.com por haber ideado este fin de semana tan gratificante, donde hemos vivido, entre otras cosas, una vendimia tradicional como  la de Langa de Duero, donde su gente, desde el alcalde, hasta los niños, nos recibieron tan amablemente (en el video podemos ver a los niños pisando la uva en el lagar).Todo un pueblo preocupándose por todo para hacernos la jornada muy agradable, cuidando que tuviésemos cestos para recoger las uvas, y dejándonos en primera fila para hacer fotos y vivirlo de cerca. Gracias a este pueblo soriano tan lleno de historias por abrirnos sus puertas.

De igual modo agradecer a Mireya, que en representación de la Bodega Valdeviñas, nos ha dedicado la mañana del sábado para enseñarnos en primera fila, sus instalaciones y explicarnos el cuidadoso proceso con el que fabrican sus vinos, luego de lo cual nos invitó a catar tres de sus vinos: Tinar, Tinar de Mirat y  Mirat . Como broche de oro en la despedida nos ha  obsequiado con una botella, ¡todo un detallazo Mireya!

Además de la vendimia del domingo, hemos vivido la cordialidad y el trato tan cercano, que nos ha brindado Rocío, en su Hotel Rural » El Lagar de la Navazuela», donde todo está acondicionado con mucho gusto, y el cariño que ella y Tomás ponen en ello. Tanto, que ha compartido con nosotros la exquisita cena que nos tenía preparada, en el Lagar del hotel (en la foto podéis ver a todo el grupo que vivimos tan maravillosa experiencia), junto a su amigo enólogo Benito, a quien quiero agradecer por compartir con nosotros su pasión por la enología,  permitirnos saborear cuatro de sus exquisitas creaciones en una cordial cena «como entre amigos» y brindarnos su don de gentes tanto en la cena, como en la sobremesa, donde entre dulces y café continuamos la espléndida velada en el acogedor salón con vistas al lagar que posee el hotel.

Gracias  a  los «viajeros» que compartieron conmigo estas experiencias; «ustedes» me han hecho sentir a gusto en el grupo. En especial a Mila , por invitarme a pasar estos días descubriendo el mundo del vino, paseando por esos lugares detenidos en el tiempo, lo que sumado a  su alegre y afectuosa compañía, convierten a este viaje en una experiencia inolvidable.