Ficha de cata: Elena de Mestres muestra su perversa sensualidad desde que pasa de la botella a la copa; colores suaves, cargados de sugerentes brillos, jugando con las luces  y los reflejos.
Y esa sensualidad se muestra dinámica y juvenil en la nariz. Mi mente recibe destellos de gominolas de fresa, imágenes llenas de golosidad y picardía. Y en el fondo, un poso de sensatez, equilibrio frente a frenética actividad.
Un 20 % de los vinos base que conforman Elena de Mestres han pasado por barrica; vinos que aportan pinceladas de complejidad, trazos de untuosidad, la melosidad que comulga y se entremezcla entre la arrebatadora fruta. Notas de brioches, de frutos secos y de especias dulces conviven, cohabitan con la sugestiva aromática frutal.
En boca se muestra muy vivo; las frutas adquieren un punto de maceración, tonos ligeramente licorosos, que aportan estructura. Un fondo salino, algo mineral y un tanino presente pero muy equilibrado con el carbónico, hacen de este cava rosado un vino muy diferente, de elevada personalidad.

COMUNIÓN GASTRONÓMICA:

Taco de bacalao templado en ajo arriero

SENSACIONES A PIE DE MESA:

Mila: Recuerdos de la adolescencia; El tono salino que la tapa pone al cava hace que sea una combinación fantástica.