Uva: 70 % Monastrell, 30 % Syrah
Bodega: Molino y Lagares de Bullas.
DO Bullas
Crianza: 11 meses en tinas de roble francés de 100 hl.
Precio: 8,25 €
ELECCIÓN DE: Ángel Layos, sumiller del Restaurante La Factoría, situado en Majadahonda (Madrid).Ciertamente la D.O. de Bullas es una de las más desconocidas de nuestro país; a día de hoy la D.O. Bullas cuenta con 11 bodegas que embotellan vino, ya que lo habitual de la zona hasta finales de los 80 fue la creación de vino para granel, como iba siendo dado en muchas tierras de nuestro país aunque fueran lugares vinícolas desde tiempos ancestrales.
La D.O. Bullas está situada en la provincia de Murcia, tomando su nombre del mismo pueblo de Bullas y abarcando 10 municipios más; está dividida en 3 subzonas: la Occidental/Noroccidental, siendo esta las más grande, con una altitud entre los 500/800 m. La zona central, con altitudes algo más suaves, entre 500/600 m. Y la Norte/Noroeste con 400/500 m. Siendo por este orden de mayor a menor la producción por Hectárea.
Sus suelos son de tipo térreos, pardo calizos y de tipo costa caliza, lo que facilita un buen drenaje; las temperatura media anual es de 15,6 º teniendo unos inviernos más fríos que otras denominaciones de origen de la zona de Murcia, de fuertes lluvias torrenciales y tormentas en octubre y septiembre.
Bueno, esta es mi propuesta para la cata: Lavia 2005, de la Bodega Molino y Lagares de Bullas, la cual tiene 2 vinos, este Lavia y Lavia +. Lavia es un vino, 70 % Monastrell con un 30% de Syrah, que descansa unos 11 meses en barricas de roble francés, con la particularidad que lo hace en grandes tinas de 100 hl, es decir, tinas de unos 10000 litros (pensar que una barrica normal tiene una capacidad de 225 litros).
De botella tipo borgoña, con una sencilla y muy elegante etiqueta que tiene el nombre del vino escrito y en Braille, podemos apreciar, en ella, Nombre, Variedades y añada (05 en este caso). En la contra etiqueta simplemente encontraremos información de la bodega. El corcho es normal con un baño parafinado y el logo de bodega y añada.
En lo que respecta al color, diría que rojo rubí de mucha limpidez y cristalinidad.
Amplitud de aromas, multitud de frutos rojos, picotas, cerezas y granada, acompañados de cierta golosidad, regaliz rojo, y notas licorosas tipo kirsch; también destacan las notas balsámicas, notas especiadas y el agradable toque de violeta que le aporta la Syrah.
Potente en boca, voluminoso, con menos presencia de la licorosidad que en nariz, destaca la buena acidez, un toque astringente de tanicidad y un ligero matiz amargo; es redondo, con predominio de las moras rojas poco maduras, el regaliz y un especiado de clavo. Conjuntaría muy bien con lomo de ciervo estofado con unos frutos rojos. Lavia es una propuesta atípica que sorprenderá y que no dejara indiferente.
Mi puntuación. 8,2.
OPINIÓN Y CATA DE: Carlos E. López, Catador y Socio Fundador de la Asociación Grupo de Cata BACO VIVE.
Bullas es la D.O. más pequeña de Murcia, justo en el noroeste de la provincia y allí, en el municipio de Ceheguín, entre dos afamados pueblos murcianos, Caravaca de la Cruz y Calasparra, se encuentra la bodega Molino y Lagares de Bullas. Esta joven bodega, que lanzó sus primeros vinos a finales del 2006, basa sus elaboraciones en la variedad reina de la zona, la Monastrell; una uva que cultiva en un paraje denominado Venta del Pino, situado entre 800-900 metros sobre el nivel del mar donde tienen unas ocho hectáreas. Y esto es especialmente importante porque esa altitud de la viña compensa la latitud de la zona y es bien aprovechada por la bodega para conseguir que sus monastreles tengan una personalidad y una calidad importante.
Lavia 2005 es un ensamblaje de 70 % Monastrell y 30% Syrah, con una crianza de 11 meses en barricas de roble francés. Es un vino de clara vocación mediterránea que pone de manifiesto por arrobas en su seductora nariz, pero con una frescura en boca que sorprende y gusta. Además es de agradecer que su paso por barrica haya sido tan sutil y tan respetuoso con la fruta, esa fruta que la Monastrell regala a manos llenas.
De su cata, a 16 grados, destacamos:
Vista: Tiene un bonito color rojo picota, de ribete granate con ligeros tonos anaranjados. Su capa es media-alta y su lágrima es de gran densidad y con ligero arrastre de color.
Nariz: Tiene buena intensidad aromática, franca y muy agradable con una golosidad importante. La fruta roja, bien madura, predomina el conjunto aromático pero está muy perfumada por aromas que nos recuerdan al caramelo de café con leche, regaliz rojo, crema pastelera, paloluz y hasta algún toque floral. Muy sugestivo y evocador.
Boca: En boca los vaticinios de la nariz se tornan, en buena medida, en cantos de sirenas, y lo que encontramos es un vino sutil en el ataque y en todo el tránsito; de medio cuerpo y estructura, más bien seco, aunque siga apareciendo un ligerísimo regusto dulce que nos proporciona la fruta en sazón y su graduación alcohólica, muy bien compensada por una acidez que lo hace parecer fresco. Un vino afrutado, cálido, equilibrado y con un fluir sedoso merced a que sus taninos están ya muy pulidos. Su final de boca es de buena persistencia.
En resumen, un vino interesante que nos muestra a una Monastrell de calidad y bien trabajada a la que se le ha proporcionado la compañía de la Syrah, una de las uvas que mejor se comporta en tierras cálidas y cuyos valores se entrelazan perfectamente con los de la Monastrell; resultando un vino que se bebe con facilidad y agrado.
Nuestra valoración: 8,4.
OPINIÓN Y CATA DE: Antonio Rubio, enólogo
En nuestro afán por conseguir buenos vinos a pequeños precios, nos estamos recorriendo algunas de las Denominaciones de Origen más desconocidas por el gran público, ya que es donde se elaboran los vinos con precios más competitivos. La táctica de selección sigue funcionando y dando sus frutos, como en el caso que nos ocupa, donde nuestro querido y nuevo compañero Ángel ha encontrado esta pequeñita joya.
Se trata de un vino procedente de Murcia (seguro que más de uno no sabe que no solo se cultivan hortalizas y cítricos allí). De hecho procede de una pequeña DO de solamente 14 bodegas y 800 viticultores (con unas 2.500 Has). Toda la DO conjuntamente no produce la cantidad de vino que algunas bodegas de la Mancha u otras marcas como Miguel Torres.
En el caso que nos ocupa, se han concentrado en dos variedades muy mediterráneas como son la Syrah (cuya cuna más importante es el Valle del Ródano en Francia, pero que como hemos visto en esta sección se ha adaptado perfectamente a nuestro clima como en Jumilla) y la siempre presente, por estas costas, Monastrell. Don variedades muy bien adaptadas y que evolucionan perfectamente, tras una buena añada, en su paso por madera.
En Lavia 2005 nos aportan un bonito color cereza oscuro, además de unos potentes aromas de frutos negros no demasiado maduros. La madera ayuda con sus aromas de tostados, vainilla, balsámicos y regaliz. En boca es fresco, sin abusar de la golosidad que caracteriza a estas frutas, estando el vino muy estructurado pero muy domado. De persistencia larga y recuerdo algo herbáceo que curiosamente no molesta para nada.
8.1 puntos.